sábado, 21 de abril de 2007

Gladiator o Superman revisitado

En 1938, una pareja de adolescentes judios metidos a escritores de comics, Jerry Siegel y Joel Shuster, dieron al mundo uno de sus iconos populares más reconocibles, así como el origen de una industria que hoy mueve millones: Superman. Sin embargo, pocos saben que el primer Hombre de Acero nació realmente, no de la mente de estos dos teenagers ingenuos, que vendieron todos los derechos de su criatura multimillonaria por una miseria y acabaron sus días en la ruina, sino en la fertil imaginación de un escritor de ficción pulp que, sin ser un superventas, llegaría a convertirse, en cierto modo, en uno de los más influyentes del siglo XX: Phillip Gordon Wylie.




Philip G. Wylie, escritor multitarea y multifacético, es reconocido y recordado hoy principalmente como el inspirador de una serie de personajes o conceptos, que, en manos de otros autores, alcanzarían la fama mundial y darían forma a nuestro imaginario colectivo. Entre los más conocidos se encuentran When worlds Collide, una novela sci-fi de 1933 en la que un grupo de terrestres se enfrentan a las hordas de un beligerante planeta alienigena y que, según dicen, Alex Raymond reciclaría más tarde en su popular Flash Gordon; y The savage gentleman, origen para muchos del heroe pulp Doc Savage. Sin embargo, la más relevante de las creaciones de Wylie sirvió, como ya apunta el título de este post, de inspiración para el mismísimo "Hombre del Mañana".

Gladiator es una novela de 1930 (8 años antes de que la nave del pequeño Kal-el llegara a Kansas) en la que se narra la historia de Hugo Danner. Danner es el único hijo de un científico que realiza experimentos relacionados con la potenciación de la biología humana. Uno de estos experimentos consiste en inyectar a su esposa embarazada ( sin que ésta lo sepa) un suero de su invención y esperar a ver qué pasa. A los nueve meses, la esposa de este irresponsable con bata blanca, da a luz y los resultados desbordan todas sus expectativas: ya desde lactante, el pequeño Hugo da muestras de poseer una fuerza y una resistencia física inhumanas. Ante la imposibilidad de ocultar lo evidente, el científico ( que por cierto, responde al insólito nombre de "Abednego"), tiene que confesar a su esposa lo que ha hecho e intentar que nadie descubra los poderes de su extraño churumbel. Sólo falta meter a Kristin Kreuk y tendríamos Smallville.

Los años pasan y el joven Hugo se esfuerza por hallar su lugar en el mundo. Al principio intenta encontrar su destino en los confines de su pueblo natal , pero pronto se da cuenta de que aquello se le queda pequeño: el tree-house que se contruyó cuando era un niño es descubierto por unos campistas y tomado por las monumentales ruinas de una civilización perdida, su novia de adolescencia no puede estar a la altura de su pubertad superpoderosa y por poco se muere de fatiga y extenuación, etc, etc. En vista de este panorama, Hugo decide irse " a conocer mundo" y abandona su particular "villa chica".

Los años de vagabundeo de Hugo por el mundo no le traen la felicidad. Cada vez que intenta usar sus habilidades para el bien de sus semejantes, se encuentra con la incomprensión, el temor y la mezquindad de estos. Para muestra un boton: Hugo encuentra trabajo en un banco y tras un tiempo, ocurre un accidente. Unos empleados se quedan atrapados dentro de la cámara blindada y poco a poco se les va acabando el aire. Ante la imposibiliad de que un cerrajero llegue a tiempo de liberarlos con vida, Hugo decide confesar su secreto al director del banco y , usando su herculea potencia, arranca de cuajo la puerta de la enorme caja fuerte. Los empleados se salvan y Hugo....es despedido y exhortado a abandonar la ciudad porque representa un riesgo demasiado grande para el capitalismo y la propiedad privada. Toma heroismo.

Los años siguen pasando y Hugo, harto ya de frustraciones y prejuicios , decide finalmente aceptar la oferta de un científico que se propone relizar una expedión arqueológica a sudamerica y se retira con él y su equipo a la deshabitada jungla amazónica. Es allí, en medio de la nada, donde en un momento de crisis personal encontrará Hugo su destino a manos de una de las pocas cosas sobre la faz de la Tierra que pueden dañarle ( y que no voy a revelar aquí para no spoilerarle el final a nadie).

El "parentesco" entre Hugo Danner y Superman no es de los que se puedan disimular. De hecho, si comparamos las primeras historietas de Siegel y Shuster con algunos fragmentos de Gladiator, podremos ver que la coincidencia es practicamente total. Los poderes del primer Superman ( aquel que todavía no volaba y que era mucho menos fuerte que la versión actual) son practicamente un calco de las habilidades de Hugo Danner. Lo mismo puede decirse de su espiritu idealista y su caracter marcadamente rebelde ( esto fue antes de que los 50 y la caza de comunistas lo hicieran un boy-scout politicamente correcto y más papista que el Papa). Con esto no quiero decir, por supuesto, que esta obra seminal del comic mundial tenga menos mérito: de sus creadores fue la visión de tomar una oscura novela de género y, tras enriquecerla con variadas influencias, crear algo con ella que ha perdurado hasta nuestros días y que se ha convertido en objeto de análisis para historiadores, antropólogos y demás estudiosos del comportamiento humano en general. Todo un logro para dos chavales con acné.

Pero Wylie llegó antes.

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